Librería "Crisol"

Aunque mi interés por el tema de los detectives de ficción ya no es lo que era, esta obra me llamo la atención, pues tan solo ver el titulo recordé al “ladrón elegante” creado por el cuñado de Conan Doyle, E. W. Hornung. Tal vez luego me de a la tarea de leer algunas de estas historias, tan solo para conocer a uno de los personajes clásicos. Aunque después de Holmes y más aun de El Padre Brown, ya no me llaman como antes. A semejanza del caso de Holmes, después del cual vinieron montones de detectives, algunos buenos otros malos; después de Raffles vinieron criminales “elegantes” buenos y malos. Hasta se podría decir que hoy en día no se inventan personajes como antes, no estoy de acuerdo (especialmente si se considera que Raffles mismo se en cierta medida un derivativo de Holmes, pero a la inversa). No conozco la obra de Hornung como para opinar de la extensión y calidad de esta compilación, recuérdese que también en su mayoría se trata d e historias cortas (como las d

Primer acto, en la casa. Y que mi señora dice: - El fin de semana nos vamos al rancho a visitar a mi mamá. - Y sin llorar, a comer huevos frescos, tortillas recién hechas y leche de vaca contenta. El caso es que me llevo un juguete fabuloso, mi rifle de aire. No lo he usado en más de un año. - Pero nunca me ha quedado mal.- me dije. En el rancho le doy su aceitada, agarro el aceite y está más espeso que pelón pelorrico (para que vean como los cuido). - Bueno ya tenía muchos años, pero si mando pedir del bueno tarda una semana en llegar, que hare? Ya sé, al steren por lim lub.- Segundo acto, en el rancho. No se ven conejos por ningún lado. Se ven palomas. Vamos a revisarle el cero al lente – A caray, ese sonidito de aire que se sale no me gusta. Ya decía yo que tenía que pedir ese kit de refacciones desde hace tiempo por si las dudas y tal vez aprovechar y darle una manita de gato. – En fin que resulta que hasta aceite pellgun había en el estuche. Le pongo de ese en l

Todo aquel con un mínimo de conciencia nacional conoce el episodio, por más que la historia oficial sea muda al respecto, aunque sea de oídas pero la conoce. Que Calles, como buen cachorro de la revolución mato a líderes políticos opositores no es novedad. Pero todavía muchos ignoran que además pisoteo los derechos humanos de profesión religiosa y de libre asociación (entre otros). El que por fin se cuente de esta manera, en una película tan espectacular y que además sea la película mejicana más taquillera, es algo de notar. Ahora que veo que con la salida de la película, algunos de los que han oído hablar del episodio no están de acuerdo con uno u otro aspecto, nada nuevo ya que así son las guerras. También con esto me he enterado de que el Papa Pio XI dedico tres encíclicas al asunto, no es poca cosa. Pero centrándonos a la película Cristiada. Se toma algunas libertades comprimiendo lugares, personas y tiempo para mostrarlas todas a un tiempo. Pero en general bastante b

No lo digo por aquello de que pasados de copas se termina viendo belleza donde no la hay o fealdad donde solo hay belleza. Me refiero m á s bien a que es, junto con la cerveza, la bebida “espirituosa” de que más se ha escrito. En esta época hasta cerveza navideña se vende. Pero con el frío la cerveza no se me antoja. Y aunque nunca he sido bebedor, ni conocedor, ni espero ser ninguno de los dos. Hay quienes se interesan profundamente en estos temas , especialmente en estos días de “brindis”. Tal debió ser el caso de la autora del libro de hoy, Laura Sandi. Pues tituló a su obra “El vino” y no solo eso, sino que lo subtitulo “Arte que se puede beber”. El libro se ve muy interesante, pero aquí entre nos, no es de mis materias favoritas. Yo a lo mucho en materia de vinos tintos, solo lambrusco y moscatel, vinos dulces que a un “conocedor” le harían dirigirme alguna expresión sarcástica por mi “sofisticación”. De cualquier manera, si el tema les interesa, aquí hay una obra muy

Pues como soy un   tipo de ciudad quería ampliar mis horizontes. Y por lo tanto me embarque investigando algunos tópicos que me llevaron a los “jardines comestibles” y a los “huertos urbanos”. Creo que no he cultivado nada desde que hice germinar un frijol en la primaria, pero recuerdo con cariño las cebollitas, las fresas y los higos que mi mama tenía en la casa cuando niño. Me intereso un libro que en ingles se llama “Square Foot Gardening”. Del que creo que si existe versión en español, pero no he podido conseguir. Así que fue una maravilla ponerle “las garras encima” a otra obra que por lo que he investigado es un clásico de la materia.   De John Seymour, “El horticultor autosuficiente”. Esta obra de Seymour, que con otras son todas clásicas. son algunas de las obras literarias más reconocidas de el medio. Me llamo la atención por lo amplio de sus temas que fácilmente se ven con orden en la tabla de contenidos. Una amplia introducción, información sobre hortalizas